viernes, 16 de marzo de 2012

Presentación

Soy una alumna de 4º de ESO del IES Valadares. En este blog intentaré representar mi trabajo poético sobre Luis Cernuda, autor al que está dedicado. Mi recorrido por el autor comienza con su itinerario biográfico y sus obras, va pasando por las diferentes etapas de su camino vital y poético, y finaliza con el comentario de cuatro poemas que se corresponden con diferentes libros y etapas de su vida.


Itinerario biográfico

Sevilla
Luis Cernuda nació en Sevilla en 1902, hijo de padre militar, se educó en un ambiente de rígidos principios. Desde pequeño puede adivinarse el choque entre unos valores familiares muy estrictos y la propia personalidad tímida y retraída del poeta.

En esos primeros años marcados por la soledad, Cernuda descubre la literatura, y lo hace de manos de Bécquer, autor con el que la poesía cernudiana presenta importantes contactos, tanto en sus primeros versos como en otros libros posteriores.
En 1919 comenzó los estudios de Derecho en la Universidad de Sevilla. Allí conoció a Pedro Salinas, que fue su profesor e introductor serio en la literatura, tanto la clásica, como la de los ya clásicos más o menos recientes franceses: Baudelaire, Rimbaud, Mallarme, Verlaine...
En estos años descubre también a un autor francés que le influirá poderosamente, André Gide,  en el que encontrará el poeta sevillano un paralelo de sí mismo.

 Madrid-Toulouse
En los años veinte se traslada a Madrid, donde entra en contacto con los ambientes literarios de lo que luego se llamará Generación del 27.
En 1928 ocupa plaza como lector de español en la Universidad de Toulouse. Allí comenzará a redactar los poemas de lo que será su libro Un río, un amor, inspirado directamente en la música de jazz y blues y en el cine. Volverá a Madrid en 1929.
Al proclamarse la República, la recibe con ilusión, y siempre se mostrará dispuesto a colaborar con todo lo que fuera buscar una España más tolerante, liberal y culta. Como ejemplo de esto último tenemos su participación en la Misiones Pedagógicas y Culturales que organiza el gobierno de la II República desde 1934. Estos años son también de compromiso y acción política: Cernuda se afilia al Partido Comunista por breve espacio de tiempo y colabora en revistas de marcado carácter izquierdista, como es el caso de El Heraldo o la revista Octubre, fundada por Rafael Alberti.
Pero los primero años treinta son también los del descubrimiento por parte de Cernuda de la obra de los poetas románticos alemanes (Novalis, Heine, Hölderlin), así como el inicio de su faceta de traductor.
Durante la Guerra Civil participó activamente desde las trincheras culturales organizando actividades de todo tipo, como es la fundación de la revista Hora de España, junto con poetas como Alberti o Gil Albert, o la participación en el II Congreso de Intelectuales Antifascistas realizado en Valencia.

 Gran Bretaña
En 1938 va a dar unas conferencias a Inglaterra, ya no regresará a España. En Gran Bretaña, Cernuda vivirá de su trabajo como profesor en diferentes universidades: Surrey, Glasgow y Cambridge. Allí profundizará en la lectura de los clásicos ingleses y descubrirá la obra de autores que le influirán poderosamente, caso de T.S. Elliot.

Estados Unidos
En 1947, gracias a la mediación de Concha de Albornoz, consigue una plaza de profesor en la universidad norteamericana de Mount Holyoke, en la que permanecerá hasta 1952. En 1960 volverá a EE.UU., a Los Ángeles, para impartir clases por espacio de tres años.

 México
Desde su llegada a EE.UU. en 1947 las relaciones de Cernuda con México se van agrandando. En 1952 trasladará su residencia a la Ciudad de México, de la que solo se ausentará para dar clases en California entre 1960 y 1963. En 1963 morirá en Ciudad de México.


Obra


Obra poética

La poesía cernudiana es una poesía de la meditación, que consta de cuatro etapas, según Octavio Paz: los años de aprendizaje, la juventud, la madurez y el comienzo de la vejez.

                A la etapa inicial pertenecen las primeras poesías, publicadas en 1927 con el título de Perfil del aire -que muestran a un poeta elegante en su contemplación elegíaca del mundo - y Égloga, elegía, oda, escrito entre 1927 y 1928, que rinde homenaje a la tradición clásica a la vez que toca algunos temas muy cernudianos: amor y eros en especial.

Con Un río, un amor y Los placeres prohibidos, escritos entre 1929 y 1931, se abre el ciclo de la juventud. Esos libros revelan la adhesión de Cernuda al surrealismo. Aunque el clasicista que siempre hubo en el suaviza la ruptura formal, lo esencial de esos poemarios es su espíritu de rebeldía contra el orden establecido. En Los placeres prohibidos la rebelión crece con la abierta reivindicación de la homosexualidad. Donde habite el olvido (1934) es un libro neorromántico, que desarrolla una elegía amorosa. Invocaciones, de 1934-35, presenta al neorromántico en amplios poemas que celebran las glorias del mundo y exaltan la misión del poeta.

El período de madurez arranca con Las nubes (1940 y 1943), uno de los más bellos libros de poesía sobre la Guerra Civil, donde lo elegíaco alcanza su plenitud. Bajo el estímulo de la lírica inglesa, incluye monólogos dramáticos, como «La adoración de los magos». Prolonga tono y estilo en Como quien espera el alba (1947). Obsesionado con sus recuerdos sevillanos, elabora en prosa Ocnos (1ª ed. en 1942, luego ampliada: 1949 y 1963), esencial para entender su mitología del Edén perdido.

 En México se desarrolla su última etapa. Allí compondría Variaciones sobre tema mexicano, 1952, Vivir sin estar viviendo (1944-49) y Con las horas contadas, de 1950-56, que en ediciones posteriores incorporará Poemas para un cuerpo (Málaga, 1957). Es perceptible la sustitución de la anterior musicalidad elegante, garcilasiana, por un ritmo seco, duro, y por la renuncia a toda ornamentación en favor del concepto. Este estilo alcanza su plenitud en Desolación de la Quimera (1962).



Obra no poética

Cernuda, escribió dos libros en prosa: Ocnos, empezado en 1940, con una primera edición en 1942, y que termina en 1963, y Variaciones sobre tema mejicano, de 1952. También es autor de Tres narraciones (1948).

Escribe ensayos de Literatura y una obra de teatro, La familia Interrumpida, de finales de los treinta y publicada en 1985. Así mismo fue traductor de Poemas de Hölderlin (1942) y de Troilo y Crésida de Shakespeare (1953).

Como crítico es autor de Estudios sobre poesía española contemporánea (1957), Pensamiento poético en la lírica inglesa (Siglo XIX) (1958), Poesía y Literatura, I y II (1960, 1964) y Crítica, ensayos y evocaciones (1970).

Línea del tiempo de las obras de Cernuda

         A continuación presentaré una línea del tiempo encontrada en Internet con la obra publicada de Luis Cernuda durante su vida y también las que su publicaron tras su muerte.

Cronología de todas las obras de Luis Cernuda.

La generación del 27 y Cernuda



En 1927 se celebra en el Ateneo de Sevilla un acto para conmemorar el tercer centenario de la muerte de Góngora. A este acto acuden escritores como Rafael Alberti, Federico García Lorca; Jorge Guillén, Dámaso Alonso y Gerardo Diego, entre otros. Más tarde se unirán a ellos Vicente Aleixandre, Luis Cernuda, Manuel Altolaguirre y Emilio Prados. Todos ellos formarán el grupo poético conocido como “Generación del 27. Todos ellos, además, estaban unidos por características comunes: semejante formación intelectual, todos aparecían en las revistas literarias del momento, todos se ven influenciados por los mismos autores tanto extranjeros como españoles. Junto a ello, cabe destacar la gran variedad de cada uno en su trayectoria literaria personal. Con todo, sino un estilo común sí puede observarse en ellos cierta coincidencia de gustos y afirmaciones estéticas. Entre ellas, el deseo de realizar una  innovación dentro de la lírica española. En suma, el grupo poético del 27 sorprende porque su asimilación de formas anteriores, su respeto por la tradición, no contradice su labor en la renovación de la lírica española.

Cernuda como sus compañeros de “generación” sufrirá también su propia evolución literaria aunque manteniendo ese deseo de renovación tan característico de su “generación”. Por ello se vio influenciado igual que ellos por movimientos de vanguardia, como el surrealismo, y por autores europeos como los poetas franceses y alemanes. Además de estos influjos Luis Cernuda se vio influenciado por la poesía bíblica y la poesía clásica y se percibe en su obra la lectura constante de sus dos poetas españoles preferidos: Garcilaso y Bécquer.

Relación con sus contemporáneos



De su obra “autobiográfica” se desprende que Cernuda, desde niño, fue tímido e hipersensible, con pocos amigos y con una tendencia a la soledad contemplativa y a la meditación.

Por sus confesiones literarias  en Historial de un libro, sabemos que es  en la pubertad donde su despertar a la poesía coincide o es simultáneo con su despertar sexual, y, en concreto, homosexual. Se fragua ahí la base del futuro poeta adulto que se siente diferente y marginado, lo que tendrá su especial proyección, tanto en el terreno de la creación poética como en el de sus relaciones con los demás y en su actitud frente a la sociedad.
Cernuda con un grupo de amigos

 En las aulas conoce a Pedro Salinas. Cernuda reconoce desde Historial: "No sabría decir cuánto debo a Salinas, a sus indicaciones, a su estímulo primero; apenas hubiera podido yo, en cuanto poeta, sin su ayuda, haber encontrado mi camino". Entre los dos nace una amistad que Cernuda declara muy beneficiosa para él, pues Salinas le recomienda leer tanto a los clásicos españoles como a los escritores franceses modernos.

En octubre de 1925, por mediación de Salinas, conoce a Juan Ramón Jiménez. Cernuda refleja en su Historial  esa experiencia tan trascendente. Ese mismo mes viaja a Madrid y  se produce su primer contacto directo con los ambientes intelectuales y literarios madrileños. Conoce a Ortega, Bergamín, d’Ors y Guillermo de Torre.

El año emblemático de la Generación del 27, es también un año muy importante en la trayectoria literaria de Cernuda. La revista Litoral, dirigida por Emilio Prados y Manuel Altolaguirre, publica Perfil del aire. Tras la emoción de ver impreso su primer libro, Cernuda tiene que encajar las críticas hostiles que el libro genera. Sólo unos pocos discreparon del calificativo de anacrónico y ajeno a la modernidad que la crítica había adjudicado a su poesía, una crítica que se cebó con él acusándole de copiar a Jorge Guillén.

Cernuda reaccionará en sentido opuesto a las críticas, «aquello que te censuren, cultívalo, porque eso eres tú», dice en Historial, y escribe Égloga, Elegía y Oda, donde la huella de Garcilaso es más que evidente.

Vicente Aleixandre, Luis Cernuda y Federico García Lorca
Las críticas negativas provocan un sentimiento que arrastrará toda su vida, el de desconfianza hacia la crítica. A ello hay que sumar que los organizadores del homenaje a Góngora en el Ateneo de Sevilla en 1927 no lo invitasen. Sin embargo, estuvo presente, pudiendo así conocer a algunos poetas de su generación, como Federico García Lorca con quien inicia una fuerte relación. Dice Cernuda: «Algo que yo apenas conocía o que no quería reconocer comenzó a unirnos por encima de aquella presentación un poco teatral...».

Al alejamiento de la natural evolución de las letras españolas contribuye el aumento de sus lecturas de autores franceses: Aragon, Éluard, Lautréamont, Baudelaire, Rimbaud, Gide..., van poco a poco dejando su huella, aunque Cernuda no exteriorice todo lo que comparte con ellos, su común rebeldía.

 En septiembre  de 1928 abandona Sevilla y pasa una corta estancia en Málaga, donde se relaciona con Altolaguirre, Prados e Hinojosa. Después marcha a Madrid y se mueve en los ambientes literarios. Conoce a Vicente Aleixandre.

En 1930 se reencuentra con Aleixandre y Lorca, en medio del convulso ambiente político y social de esos años. Se acentúan en él su amargura y resentimiento hacia el mundo que lo rodea, tal y como se percibe en su siguiente libro, Los placeres prohibidos, y en las palabras que envía a Gerardo Diego para su antología de 1932: «La detesto [la realidad] como detesto todo lo que a ella pertenece: mis amigos, mi familia, mi país».

En  1936, para festejar la aparición de La Realidad y el Deseo, los escritores le dedican un homenaje en Madrid. Lorca, a quien le ha impresionado mucho el libro, hace la presentación. Aparecen en la prensa artículos elogiosos de Juan Ramón Jiménez y de Salinas.

En 1937 funda, en Valencia, junto con Rafael Alberti, Juan Gil-Albert y otros escritores la revista Hora de España. Desde esas páginas, Cernuda le dedica a Lorca una sentida elegía. Conoce a Octavio Paz.

En febrero de 1938 sale de España para nunca más regresar. Comienza, así, la segunda época de su vida, la del exilio. Lo acompaña, hasta París, Bernabé Fernández-Canivell. Desde París pasa a Inglaterra, animado por el poeta inglés Stanley Richardson. En Londres, donde se encuentra a disgusto, Cernuda visita con frecuencia a Rafael Martínez Nadal y a otros españoles.

En 1952 se traslada a México; allí vive en casa de Concha Méndez, ya separada de  Altolaguirre. En 1955 la revista cordobesa Cántico le dedica un homenaje e inicia sus colaboraciones en la revista malagueña Caracola. Sigue trasladando entre  México  y Estados Unidos. En 1962 la revista valenciana La Caña Gris le dedica un número-homenaje, lo que supone una revalorización de su poesía por parte de la juventud literaria. En 1963 regresa a México. Se halla, en uno de sus momentos más bajos, tanto física como espiritualmente. En  noviembre de ese año fallece repentinamente.

Influencias en Cernuda



Para Cernuda, el respeto a la tradición literaria y la aportación de originalidad en su obra deben ir en perfecto equilibrio. El respeto a la tradición es algo fundamental, pero no entiende esa tradición solamente como el respeto a la obra de autores españoles, sino que abarca el conjunto de la literatura europea desde Homero. Entre las presencias de la tradición que más claramente se ven en sus poemas encontramos:

·     Garcilaso. Tanto por su métrica (como  en Égloga. Elegía. Oda), como por sus temas (el amor, la visión idealizada de la naturaleza y la presencia de la mitología clásica).

·    Bécquer y los poetas que inician el Simbolismo (Baudelaire, Verlaine, Valery, Mallarme, Hölderlin), que le aportan el concepto del poeta como un ser sobrenatural que tiene la capacidad de percibir lo que otros no pueden.
Gustavo Adolfo Bécquer

·    Los poetas platónicos (Fray Luis, Eliot), le aportan la visión de la naturaleza como un mundo de orden y paz, frente al caos humano.

Junto a todas estas presencias de la tradición cultural europea, Cernuda también tendrá en cuenta la obra de sus contemporáneos:
  •        Juan Ramón Jiménez, por la visión subjetiva de la realidad y por la idea de que la verdadera literatura es aquella que se dirige a la esencia de las cosas, eliminando la superficialidad.
  •        Los poetas del 27 le enseñan a enfrentarse a la obra literaria desde la perspectiva del Surrealismo, muy presente en su obra poética.