viernes, 16 de marzo de 2012

Poema "Unos cuerpos son como flores"


“UNOS CUERPOS SON COMO FLORES” de LOS PLACERES PROHIBIDOS (1931)

Unos cuerpos son como flores,
otros como puñales,
otros como cintas de agua;
pero todos, temprano o tarde,
serán quemaduras que en otro cuerpo se agranden,
convirtiendo por virtud del fuego a una piedra en un hombre. 
Pero el hombre se agita en todas direcciones,
sueña con libertades, compite con el viento,
hasta que un día la quemadura se borra,
volviendo a ser piedra en el camino de nadie.

Yo, que no soy piedra, sino camino
que cruzan al pasar los pies desnudos,
muero de amor por todos ellos;
 les doy mi cuerpo para que lo pisen,
 aunque les lleve a una ambición o a una nube,
 sin que ninguno comprenda
 que ambiciones o nubes
 no valen un amor que se entrega.

Los placeres prohibidos (escritura 1931; publicación 1936) se sitúa dentro de la etapa surrealista del autor. Por influencia del surrealismo, Cernuda abandona la búsqueda de la poesía pura, deshumanizada, y vuelve a tratar, como otros poetas de su generación, los temas relacionados con los sentimientos, las emociones y las pasiones humanas. Este libro inicia su rebeldía existencial. Expone, sin tapujos, ni falsos pudores, sino más bien con la amargura de la incomprensión, su inclinación amorosa.

Cernuda defiende en estos versos un tema común en su obra poética: el valor supremo del amor.  Pero aquí da un paso más al presentar el amor como aquello en virtud de lo cual los cuerpos se humanizan.  Unos cuerpos son como flores puede ser un paradigma del sentido que Cernuda da al amor; un amor sin rostro, sin nombres ni apellidos.

El poema resulta representativo de la obra poética de Cernuda, tanto por la utilización del verso libre, lo cual fue característico de su producción poética, como por la integración, al igual que hicieron otros componentes de su generación, de tradición y vanguardia; de lo popular y lo culto.  De la tradición, el influjo más notable fue el  Bécquer, como se observa no solo en la temática, sino en la combinación de versos cortos y largos y en el empleo de un léxico sencillo, popular: nube, piedra, fuego...; de las vanguardias, la influencia del surrealismo se observa en la utilización de metáforas ilógicas o irracionales. El poema no tiene encabezamiento, se emplea el primer verso como título.

El tema central es el amor. Se trata del amor entendido como entrega absoluta al otro, como sentimiento que justifica la existencia y que nos hace humanos. Esta entrega amorosa a los hombres, a “todos ellos”, habla de un amor indefinido y general; el amor por el amor, sin condiciones, ni destinatario concreto.

El poema se estructura en tres partes en torno a las cuales gira el contenido significativo más amplio del mismo:
·         Primera parte. Versos 1-6. Se refiere a los otros, a la actitud del hombre, en general, frente al amor.
·       Segunda parte. Versos 7-10. Especifica y concreta más al referirse al hombre ("el hombre se agita, sueña, compite..."), pero el amor acaba extinguiéndose.
·      Tercera parte. Versos 11-18 - el sujeto es el propio "yo" ("Yo, que no soy piedra..."). Es el cierre del poema que de forma descendente va de lo general a lo concreto, de lo universal a lo individual. Da la impresión de una meditada y estructurada construcción en la que la parte final logra superar la dualidad planteada en las dos primeras estrofas siendo la alternativa valida para el poeta.

Al analizar su contenido vemos, que en la primera parte, el poeta utiliza el símil y el simbolismo para explicar al lector los significados escondidos en sus versos. Los hombres, dice el poeta, se diferencian entre sí por la relación que establecen con los demás. Unos son como flores, aquellos que producen placer; otros como puñales, agresivos y crueles, producen dolor; los otros "como cintas de agua", en el sentido de aquello que pasa, que no se puede retener.

Hay hombres, dice el poeta, que causan placer, que causan dolor, y otros que se desvanecen al intentar tocarlos. La adversativa "pero" que aparece en el v. 4 nos indica que a pesar de sus diferencias la quemadura los identifica a todos y los transforma en hombres. Para llegar a ser hombres, tanto las flores, como los puñales, como las cintas de aguas, tienen que sufrir la quemadura amor para dejar de ser piedra y ser hombre. Comprendemos entonces como esto se refiere a todos (todos serán...) inevitablemente. El contacto humano tiene ese poder de convertir a un ser inanimado (piedra) en hombre. Las quemaduras que produce el contacto de los cuerpos consigue que el hombre alcance su existencia y por tanto, "se agranden" (v. 5).

En el apartado segundo aprendemos que esta transformación futura mediante el contacto de los cuerpos, de cualquier clase de cuerpo no es definitiva y final: "hasta que un día la quemadura se borra". En esta segunda parte Cernuda parece indicar que incluso siendo hombre por el efecto de la quemadura ésta puede terminar borrándose si no se alimenta el fuego que le dio vida. El hombre se agita (v. 7), sueña (v. 8), compite (v. 9) se distrae con diversas actividades que le apartan de su objeto y objetivo. Vive para otras actividades y la quemadura se borra. Analicemos con mayor detalle el contenido de esta segunda parte..

La utilización de las expresiones; "el hombre se agita",  "sueña con libertades",  "compite con el viento", indica sentido de la acción desordenada, sin finalidad ni meta precisa. Se agota inútilmente en una acción sin finalidad, sin objetivo, sin sentido. Todos los que actúan así vuelven de nuevo a ser piedra y piedra "en el camino de nadie". Vuelve a ser algo sin sentido.

En la tercera parte todo termina precisándose. Se coloca en primera fila el "yo" del poeta y nos dice su peculiar visión del asunto a través de la oposición y contraste entre las partes: frente a piedra en el camino de nadie; “yo, no soy piedra, sino camino que cruzan al pasar”. Es camino para todo el que quiera pasar. La originalidad de Cernuda es ni "piedra", ni "hombre" sino: él es camino. Algo que permanece y dura. Pero su relación con los que pasan por ese camino es transitoria y efímera: "que cruzan al pasar los pies ligeros".

El poeta señala la disponibilidad amorosa como modo de vida cuando dice "muero de amor por todos ellos". Su sentido profundo de la vida es la disponibilidad total para el amor. Esto significa que es más importante el amor que la persona amada. El poeta llega a comprender y expresa que el autentico amor es el que se ofrece por el amor mismo. Del amor lo más valioso es entregarse. Solo el poeta parece estar seguro de esta afirmación tan rotunda. Nadie entiende como él: "que ambiciones o nubes / no valen un amor que se entrega". Nadie comprende lo que se pierde.

Hay en la reflexión final un tono resignado, un sentimiento de frustración o pesimismo al reconocer que no conseguirá el ideal planteado en un principio. El poeta “se lamenta” de que los demás no sepan valorar esta entrega total y desinteresada, de que no sepan quedarse a su lado.

En resumen, la pasión amorosa identifica a todos los seres humanos, sean cuales sean sus diferencias; pero el hombre termina destruyéndola en busca de sus propios intereses.  Esto no le ocurre al poeta que se entrega incondicionalmente para ser amado y amar a todos los hombres, aunque estos puedan aprovecharse de él y no reconozcan el valor de esta entrega.

 Como valoración personal, en el poema analizado destaca la mezcla de la intensidad en los sentimientos expresados con el uso de un lenguaje sencillo. También es sorprendente que siendo un poema dedicado al amor, esta palabra (amor) no se nombre más que dos veces a lo largo del poema, mientras que, está muy presente, la frustración de la insatisfacción del deseo.

En la actualidad parece difícil aceptar este concepto del amor como entrega absoluta, justificación de la existencia y renuncia a la libertad personal, que nos transmite el poema. Sin embargo, al leerlo, vemos representado una manera de enfrentarse al sentimiento amoroso  muy reconocible en algunas personas que lo hace muy actual y, desde luego, muy representativo del momento vital que vivía el autor.

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