viernes, 16 de marzo de 2012

Poema "Estoy cansado"


“ESTOY CANSADO” de   UN RÍO, UN AMOR (1929)

Estar cansado tiene plumas,
Tiene plumas graciosas como un loro,
Plumas que desde luego nunca vuelan,
Mas balbucean igual que loro.

Estoy cansado de las casas,
Prontamente en ruinas sin un gesto;
Estoy cansado de las cosas,
Con un latir de seda vueltas luego de espaldas.

Estoy cansado de estar vivo,
Aunque más cansado sería el estar muerto;
Estoy cansado del estar cansado
Entre plumas ligeras sagazmente,
Plumas del loro aquel tan familiar o triste,
El loro aquel del siempre estar cansado

Cuando Cernuda comienza a escribir los primeros poemas de Un Río, un Amor, tiene 27 años y en su vida han ocurrido acontecimientos decisivos para su proceso de formación: no sólo ha publicado un libro y ha decidido que su universo íntimo se llama poesía, también ha perdido a sus padres y por vez primera, y definitiva, ha abandonado Sevilla. Sus circunstancias personales le empujan a buscar en el surrealismo la ansiada libertad. Este estilo está presente en el poemario de una manera clara. Según el propio Cernuda, los poemas de esta colección fueron escritos "de una vez y sin correcciones; la versión que años después publiqué de ellos era la misma que me deparó el impulso primero"(Prosa I.)

Un río, un amor (1929), iniciado en Toulouse y finalizado en Madrid, alude en su título a la tensión existente entre el tiempo que fluye y el objeto de deseo que se escapa. El tema central del libro es el fracaso del ideal de amor con que soñaba el adolescente y que se estrella contra el muro de la realidad y contra un entorno urbano.

 En el poema "Estoy cansado", encontramos  conexiones aparentemente azarosas entre "cansancio" y "plumas" y entre poeta y "loro" que le van a permitir afirmaciones fuertes, tales como la conexión entre escritura y cansancio vital (es decir: el cansancio vital se convierte en poesía) y la relación de éste con todo lo que se escapa o lo que se vuelve de espaldas.

El poema está estructurado en 3 partes: la primera y la segunda con estrofas de cuatro versos, y, la tercera con una estrofa de seis versos. 


Se prescinde de las formas fijas de versificación; es decir, el verso es libre y hay ausencia de rima.

El tema principal es el decaimiento, la postración de ánimo y el cansancio vital del sujeto lírico.

La insistente reiteración del enunciado, a través de sucesivas variaciones, en las que hay un dominio del verso sobre la línea, recuerda a las canciones tradicionales, pudiendo aparecer una intención análoga a la de la canción y dando la impresión de que el autor quiso crear un poema-canción.

El contenido se organiza en tres partes:
Primera parte (Versos 1-4): El poeta enuncia la sensación de cansancio.
Segunda parte (Versos 5-8): La sensación de cansancio se acentúa y se personaliza.
Tercera parte (Versos 9-14): Se formula el cansancio vital que se encamina a la tragedia.

En el análisis del poema vemos que su desarrollo se va ajustando a la sensación de profundo abatimiento, presente ya en el título. Se consigue mantener la apariencia de un enunciado complejo que va articulándose en un progresivo desarrollo, y al propio tiempo no se siente que se falsee en modo alguno el tenor mismo del enunciado, la circunstancia de desaliento profundo que se expone desde el mismo título. Muy al contrario, tenemos la impresión de que el desarrollo del poema es la articulación misma del cansancio, de que dicho desarrollo se ajusta progresivamente y cada vez más y mejor a la situación íntima descrita, de que es su reflejo y representación genuinos.

La recurrencia de la expresión cansado, que aparece en siete de los catorce versos, la combinación de anáfora y anadiplosis “Estoy cansado de estar cansado”, el paso del enunciado “Estar cansado” a lo vivido “Estoy cansado” y el símbolo del loro como equivalente del cansancio “El loro aquel del siempre estar cansado”, junto con los objetos que evocan una languidez placentera “plumas”, no hacen más que intensificar esa atmósfera de cansancio e indolencia.

La expresión «estar cansado» aparece cuatro veces en forma personal, en versos alternos y en posición anafórica [vv. 5, 7, 9 y 11], y las otras tres en forma infinitiva [vv. 1, 11 y 14]), y  todavía en el v. 10 se presenta bajo otra forma pero casi con las mismas palabras «más cansado sería».

Todo está en que lo único que de verdad el poema nos da es la repetición tozuda, en niveles distintos, del enunciado inicial, pero bajo la apariencia de la variación y el simulacro del raciocinio. La diferencia se marca en que la mirada hacia el exterior, que se produce en los versos iniciales, se ha cerrado en los versos finales y el espíritu no sabe sino mirar hacia dentro.

La extravagancia y la aparente falta de lógica de la imagen  inicial (cansancio, plumas, loro) parece una clara marca de la corriente surrealista. Se encuentran expresiones cargadas de simbolismo (el autor recurre al loro por estar relacionado idiomáticamente con la repetición), pero también se encuentran figuras literarias propias de la tradición como puede ser el uso de la personificación (plumas que balbucean).

 Todos los giros que el poeta da a lo largo del poema, lo único que nos dejan entre las manos es lo mismo de siempre, no más que «el loro aquel del siempre estar cansado». Sólo el verso “Aunque más cansado sería el estar muerto” nos señala una situación más negativa que el propio cansancio y nos acerca a la tragedia vital. La ironía se utiliza en los versos finales para llevar la sensación del cansancio hasta el límite.

De todo esto, que parece debería ser sólo negativo, sale, sin embargo, al fin algo positivo, y es ello la propia articulación, irónica y sesgada, pero auténtica y veraz, del cansancio profundo del ánimo postrado. El poeta, usando de los medios que la lengua misma le ofrece, aunque sólo con la condición de que los burle, ha logrado su objeto de dar sentido a la destrucción del sentido. Dándole la iniciativa a la lengua y «soltándola» para que ella misma se organice en una pretensión de sentido al fin fallida, ha encontrado el modo de lograr la representación poética de la inefable postración y el mudo decaimiento del ánimo.

Haciendo una valoración personal, este poema tiene el ritmo repetitivo propio de las canciones, con un estribillo reiterativo y girando alrededor de una idea simple. El uso de esta técnica,  propia del surrealismo, concuerda con el momento de la trayectoria vital del autor. Se transmite una sensación que podría reflejar el estado de ánimo que, algunas veces, podemos llegar a sentir en nuestra andadura personal.


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