viernes, 16 de marzo de 2012

Conclusión y critica



Tras  una revisión por la vida y la obra de este poeta de la Generación 27, puedo afirmar que me ha sorprendido el recorrido vital y poético de este autor. Primero por la relación tan fuerte que hay entre las experiencias vividas y su producción poética y segundo, por la fuerte personalidad que transmite su obra, la de una persona que no le importó mostrarse tal como era en la sociedad del momento.

Su poesía me ha parecido una mezcla de sencillez y de retórica. Fue capaz de embellecer con la palabra los estados más apáticos de la mente (las plumas del “estar cansado” seducen y calman la necesidad de comunicación).

Su forma de enfrentarse al “gran” tema (el amor) que deja tan patente en “Unos cuerpos...” sobrecoge por la desgarrada entrega que transmiten sus versos y por la desesperanza de no encontrar una entrega igual en los otros.

Sin embargo, algo positivo se trasluce de “Tierra nativa”, el recuerdo de la tierra añorada se hace más hermoso desde la distancia, aunque esté mezclado con el dolor del exilio.

 En “Niño tras un cristal”, y en la mayor parte de la  poesía suya  que he leído, el poeta se mueve entre la luz y la sombra, aunque creo que, personalmente, ha elegido experimentar con la sombra, como le corresponde a su papel de poeta “maldito”.

En conclusión, vida y poesía se mezclan tanto, en este poeta, que es difícil, sino imposible, separar la experiencia vital del recorrido de su obra.

Me gustaría acabar este trabajo con un poema que le dedicó  Ángel Valente al poeta sevillano. Se trata de un poema que descubrí buscando información sobre la influencia posterior de Cernuda y que, a mi entender, refleja el paso y la huella que Cernuda deja entre nosotros.

"A Luis Cernuda, con unas siemprevivas"
La luz caía vertical sobre la piedra.

En la losa desnuda pusimos siemprevivas.
También son leves y te representan,
a ti, tan duradero entre nosotros.

Subimos al lugar en donde yaces
dos amigos ingleses y un hombre de tu tierra,
amigos ciertos que te aman
de dos países que al cabo desamaste.

Tal fue tu sino, engendrar el amor
en el difícil reino de lo siempre contrario
unido por el fuego.

Señor de la distancia y lo imposible.
Luis Cernuda, poeta, reza
la piedra, y los lugares y las fechas
que acotaron tu paso entre los vivos.

Entre ellos soñaste un poeta futuro
y al final lo engendraste
y hoy puede así el futuro hablar contigo.

Otros han desaparecido entre las sombras.
Tú no. Tu luz escueta permanece,
lo mismo que estas flores, para siempre.




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