viernes, 16 de marzo de 2012

Presentación

Soy una alumna de 4º de ESO del IES Valadares. En este blog intentaré representar mi trabajo poético sobre Luis Cernuda, autor al que está dedicado. Mi recorrido por el autor comienza con su itinerario biográfico y sus obras, va pasando por las diferentes etapas de su camino vital y poético, y finaliza con el comentario de cuatro poemas que se corresponden con diferentes libros y etapas de su vida.


Itinerario biográfico

Sevilla
Luis Cernuda nació en Sevilla en 1902, hijo de padre militar, se educó en un ambiente de rígidos principios. Desde pequeño puede adivinarse el choque entre unos valores familiares muy estrictos y la propia personalidad tímida y retraída del poeta.

En esos primeros años marcados por la soledad, Cernuda descubre la literatura, y lo hace de manos de Bécquer, autor con el que la poesía cernudiana presenta importantes contactos, tanto en sus primeros versos como en otros libros posteriores.
En 1919 comenzó los estudios de Derecho en la Universidad de Sevilla. Allí conoció a Pedro Salinas, que fue su profesor e introductor serio en la literatura, tanto la clásica, como la de los ya clásicos más o menos recientes franceses: Baudelaire, Rimbaud, Mallarme, Verlaine...
En estos años descubre también a un autor francés que le influirá poderosamente, André Gide,  en el que encontrará el poeta sevillano un paralelo de sí mismo.

 Madrid-Toulouse
En los años veinte se traslada a Madrid, donde entra en contacto con los ambientes literarios de lo que luego se llamará Generación del 27.
En 1928 ocupa plaza como lector de español en la Universidad de Toulouse. Allí comenzará a redactar los poemas de lo que será su libro Un río, un amor, inspirado directamente en la música de jazz y blues y en el cine. Volverá a Madrid en 1929.
Al proclamarse la República, la recibe con ilusión, y siempre se mostrará dispuesto a colaborar con todo lo que fuera buscar una España más tolerante, liberal y culta. Como ejemplo de esto último tenemos su participación en la Misiones Pedagógicas y Culturales que organiza el gobierno de la II República desde 1934. Estos años son también de compromiso y acción política: Cernuda se afilia al Partido Comunista por breve espacio de tiempo y colabora en revistas de marcado carácter izquierdista, como es el caso de El Heraldo o la revista Octubre, fundada por Rafael Alberti.
Pero los primero años treinta son también los del descubrimiento por parte de Cernuda de la obra de los poetas románticos alemanes (Novalis, Heine, Hölderlin), así como el inicio de su faceta de traductor.
Durante la Guerra Civil participó activamente desde las trincheras culturales organizando actividades de todo tipo, como es la fundación de la revista Hora de España, junto con poetas como Alberti o Gil Albert, o la participación en el II Congreso de Intelectuales Antifascistas realizado en Valencia.

 Gran Bretaña
En 1938 va a dar unas conferencias a Inglaterra, ya no regresará a España. En Gran Bretaña, Cernuda vivirá de su trabajo como profesor en diferentes universidades: Surrey, Glasgow y Cambridge. Allí profundizará en la lectura de los clásicos ingleses y descubrirá la obra de autores que le influirán poderosamente, caso de T.S. Elliot.

Estados Unidos
En 1947, gracias a la mediación de Concha de Albornoz, consigue una plaza de profesor en la universidad norteamericana de Mount Holyoke, en la que permanecerá hasta 1952. En 1960 volverá a EE.UU., a Los Ángeles, para impartir clases por espacio de tres años.

 México
Desde su llegada a EE.UU. en 1947 las relaciones de Cernuda con México se van agrandando. En 1952 trasladará su residencia a la Ciudad de México, de la que solo se ausentará para dar clases en California entre 1960 y 1963. En 1963 morirá en Ciudad de México.


Obra


Obra poética

La poesía cernudiana es una poesía de la meditación, que consta de cuatro etapas, según Octavio Paz: los años de aprendizaje, la juventud, la madurez y el comienzo de la vejez.

                A la etapa inicial pertenecen las primeras poesías, publicadas en 1927 con el título de Perfil del aire -que muestran a un poeta elegante en su contemplación elegíaca del mundo - y Égloga, elegía, oda, escrito entre 1927 y 1928, que rinde homenaje a la tradición clásica a la vez que toca algunos temas muy cernudianos: amor y eros en especial.

Con Un río, un amor y Los placeres prohibidos, escritos entre 1929 y 1931, se abre el ciclo de la juventud. Esos libros revelan la adhesión de Cernuda al surrealismo. Aunque el clasicista que siempre hubo en el suaviza la ruptura formal, lo esencial de esos poemarios es su espíritu de rebeldía contra el orden establecido. En Los placeres prohibidos la rebelión crece con la abierta reivindicación de la homosexualidad. Donde habite el olvido (1934) es un libro neorromántico, que desarrolla una elegía amorosa. Invocaciones, de 1934-35, presenta al neorromántico en amplios poemas que celebran las glorias del mundo y exaltan la misión del poeta.

El período de madurez arranca con Las nubes (1940 y 1943), uno de los más bellos libros de poesía sobre la Guerra Civil, donde lo elegíaco alcanza su plenitud. Bajo el estímulo de la lírica inglesa, incluye monólogos dramáticos, como «La adoración de los magos». Prolonga tono y estilo en Como quien espera el alba (1947). Obsesionado con sus recuerdos sevillanos, elabora en prosa Ocnos (1ª ed. en 1942, luego ampliada: 1949 y 1963), esencial para entender su mitología del Edén perdido.

 En México se desarrolla su última etapa. Allí compondría Variaciones sobre tema mexicano, 1952, Vivir sin estar viviendo (1944-49) y Con las horas contadas, de 1950-56, que en ediciones posteriores incorporará Poemas para un cuerpo (Málaga, 1957). Es perceptible la sustitución de la anterior musicalidad elegante, garcilasiana, por un ritmo seco, duro, y por la renuncia a toda ornamentación en favor del concepto. Este estilo alcanza su plenitud en Desolación de la Quimera (1962).



Obra no poética

Cernuda, escribió dos libros en prosa: Ocnos, empezado en 1940, con una primera edición en 1942, y que termina en 1963, y Variaciones sobre tema mejicano, de 1952. También es autor de Tres narraciones (1948).

Escribe ensayos de Literatura y una obra de teatro, La familia Interrumpida, de finales de los treinta y publicada en 1985. Así mismo fue traductor de Poemas de Hölderlin (1942) y de Troilo y Crésida de Shakespeare (1953).

Como crítico es autor de Estudios sobre poesía española contemporánea (1957), Pensamiento poético en la lírica inglesa (Siglo XIX) (1958), Poesía y Literatura, I y II (1960, 1964) y Crítica, ensayos y evocaciones (1970).

Línea del tiempo de las obras de Cernuda

         A continuación presentaré una línea del tiempo encontrada en Internet con la obra publicada de Luis Cernuda durante su vida y también las que su publicaron tras su muerte.

Cronología de todas las obras de Luis Cernuda.

La generación del 27 y Cernuda



En 1927 se celebra en el Ateneo de Sevilla un acto para conmemorar el tercer centenario de la muerte de Góngora. A este acto acuden escritores como Rafael Alberti, Federico García Lorca; Jorge Guillén, Dámaso Alonso y Gerardo Diego, entre otros. Más tarde se unirán a ellos Vicente Aleixandre, Luis Cernuda, Manuel Altolaguirre y Emilio Prados. Todos ellos formarán el grupo poético conocido como “Generación del 27. Todos ellos, además, estaban unidos por características comunes: semejante formación intelectual, todos aparecían en las revistas literarias del momento, todos se ven influenciados por los mismos autores tanto extranjeros como españoles. Junto a ello, cabe destacar la gran variedad de cada uno en su trayectoria literaria personal. Con todo, sino un estilo común sí puede observarse en ellos cierta coincidencia de gustos y afirmaciones estéticas. Entre ellas, el deseo de realizar una  innovación dentro de la lírica española. En suma, el grupo poético del 27 sorprende porque su asimilación de formas anteriores, su respeto por la tradición, no contradice su labor en la renovación de la lírica española.

Cernuda como sus compañeros de “generación” sufrirá también su propia evolución literaria aunque manteniendo ese deseo de renovación tan característico de su “generación”. Por ello se vio influenciado igual que ellos por movimientos de vanguardia, como el surrealismo, y por autores europeos como los poetas franceses y alemanes. Además de estos influjos Luis Cernuda se vio influenciado por la poesía bíblica y la poesía clásica y se percibe en su obra la lectura constante de sus dos poetas españoles preferidos: Garcilaso y Bécquer.

Relación con sus contemporáneos



De su obra “autobiográfica” se desprende que Cernuda, desde niño, fue tímido e hipersensible, con pocos amigos y con una tendencia a la soledad contemplativa y a la meditación.

Por sus confesiones literarias  en Historial de un libro, sabemos que es  en la pubertad donde su despertar a la poesía coincide o es simultáneo con su despertar sexual, y, en concreto, homosexual. Se fragua ahí la base del futuro poeta adulto que se siente diferente y marginado, lo que tendrá su especial proyección, tanto en el terreno de la creación poética como en el de sus relaciones con los demás y en su actitud frente a la sociedad.
Cernuda con un grupo de amigos

 En las aulas conoce a Pedro Salinas. Cernuda reconoce desde Historial: "No sabría decir cuánto debo a Salinas, a sus indicaciones, a su estímulo primero; apenas hubiera podido yo, en cuanto poeta, sin su ayuda, haber encontrado mi camino". Entre los dos nace una amistad que Cernuda declara muy beneficiosa para él, pues Salinas le recomienda leer tanto a los clásicos españoles como a los escritores franceses modernos.

En octubre de 1925, por mediación de Salinas, conoce a Juan Ramón Jiménez. Cernuda refleja en su Historial  esa experiencia tan trascendente. Ese mismo mes viaja a Madrid y  se produce su primer contacto directo con los ambientes intelectuales y literarios madrileños. Conoce a Ortega, Bergamín, d’Ors y Guillermo de Torre.

El año emblemático de la Generación del 27, es también un año muy importante en la trayectoria literaria de Cernuda. La revista Litoral, dirigida por Emilio Prados y Manuel Altolaguirre, publica Perfil del aire. Tras la emoción de ver impreso su primer libro, Cernuda tiene que encajar las críticas hostiles que el libro genera. Sólo unos pocos discreparon del calificativo de anacrónico y ajeno a la modernidad que la crítica había adjudicado a su poesía, una crítica que se cebó con él acusándole de copiar a Jorge Guillén.

Cernuda reaccionará en sentido opuesto a las críticas, «aquello que te censuren, cultívalo, porque eso eres tú», dice en Historial, y escribe Égloga, Elegía y Oda, donde la huella de Garcilaso es más que evidente.

Vicente Aleixandre, Luis Cernuda y Federico García Lorca
Las críticas negativas provocan un sentimiento que arrastrará toda su vida, el de desconfianza hacia la crítica. A ello hay que sumar que los organizadores del homenaje a Góngora en el Ateneo de Sevilla en 1927 no lo invitasen. Sin embargo, estuvo presente, pudiendo así conocer a algunos poetas de su generación, como Federico García Lorca con quien inicia una fuerte relación. Dice Cernuda: «Algo que yo apenas conocía o que no quería reconocer comenzó a unirnos por encima de aquella presentación un poco teatral...».

Al alejamiento de la natural evolución de las letras españolas contribuye el aumento de sus lecturas de autores franceses: Aragon, Éluard, Lautréamont, Baudelaire, Rimbaud, Gide..., van poco a poco dejando su huella, aunque Cernuda no exteriorice todo lo que comparte con ellos, su común rebeldía.

 En septiembre  de 1928 abandona Sevilla y pasa una corta estancia en Málaga, donde se relaciona con Altolaguirre, Prados e Hinojosa. Después marcha a Madrid y se mueve en los ambientes literarios. Conoce a Vicente Aleixandre.

En 1930 se reencuentra con Aleixandre y Lorca, en medio del convulso ambiente político y social de esos años. Se acentúan en él su amargura y resentimiento hacia el mundo que lo rodea, tal y como se percibe en su siguiente libro, Los placeres prohibidos, y en las palabras que envía a Gerardo Diego para su antología de 1932: «La detesto [la realidad] como detesto todo lo que a ella pertenece: mis amigos, mi familia, mi país».

En  1936, para festejar la aparición de La Realidad y el Deseo, los escritores le dedican un homenaje en Madrid. Lorca, a quien le ha impresionado mucho el libro, hace la presentación. Aparecen en la prensa artículos elogiosos de Juan Ramón Jiménez y de Salinas.

En 1937 funda, en Valencia, junto con Rafael Alberti, Juan Gil-Albert y otros escritores la revista Hora de España. Desde esas páginas, Cernuda le dedica a Lorca una sentida elegía. Conoce a Octavio Paz.

En febrero de 1938 sale de España para nunca más regresar. Comienza, así, la segunda época de su vida, la del exilio. Lo acompaña, hasta París, Bernabé Fernández-Canivell. Desde París pasa a Inglaterra, animado por el poeta inglés Stanley Richardson. En Londres, donde se encuentra a disgusto, Cernuda visita con frecuencia a Rafael Martínez Nadal y a otros españoles.

En 1952 se traslada a México; allí vive en casa de Concha Méndez, ya separada de  Altolaguirre. En 1955 la revista cordobesa Cántico le dedica un homenaje e inicia sus colaboraciones en la revista malagueña Caracola. Sigue trasladando entre  México  y Estados Unidos. En 1962 la revista valenciana La Caña Gris le dedica un número-homenaje, lo que supone una revalorización de su poesía por parte de la juventud literaria. En 1963 regresa a México. Se halla, en uno de sus momentos más bajos, tanto física como espiritualmente. En  noviembre de ese año fallece repentinamente.

Influencias en Cernuda



Para Cernuda, el respeto a la tradición literaria y la aportación de originalidad en su obra deben ir en perfecto equilibrio. El respeto a la tradición es algo fundamental, pero no entiende esa tradición solamente como el respeto a la obra de autores españoles, sino que abarca el conjunto de la literatura europea desde Homero. Entre las presencias de la tradición que más claramente se ven en sus poemas encontramos:

·     Garcilaso. Tanto por su métrica (como  en Égloga. Elegía. Oda), como por sus temas (el amor, la visión idealizada de la naturaleza y la presencia de la mitología clásica).

·    Bécquer y los poetas que inician el Simbolismo (Baudelaire, Verlaine, Valery, Mallarme, Hölderlin), que le aportan el concepto del poeta como un ser sobrenatural que tiene la capacidad de percibir lo que otros no pueden.
Gustavo Adolfo Bécquer

·    Los poetas platónicos (Fray Luis, Eliot), le aportan la visión de la naturaleza como un mundo de orden y paz, frente al caos humano.

Junto a todas estas presencias de la tradición cultural europea, Cernuda también tendrá en cuenta la obra de sus contemporáneos:
  •        Juan Ramón Jiménez, por la visión subjetiva de la realidad y por la idea de que la verdadera literatura es aquella que se dirige a la esencia de las cosas, eliminando la superficialidad.
  •        Los poetas del 27 le enseñan a enfrentarse a la obra literaria desde la perspectiva del Surrealismo, muy presente en su obra poética.

Influencia en la poesía posterior




Como todos los poetas de la generación del 27, Cernuda tiene una influencia notable en la poesía posterior. Esta influencia es patente en un grupo de autores, surgidos en los años 50 dentro de la poesía social, que se encargarán de renovar el ambiente poético: Ángel González, José Ángel Valente, Francisco Brines, Jaime Gil de Biedma y Claudio Rodríguez. Se habla de poesía "meditativa", como rasgo que más acerca a todos estos autores entre sí, lo que se relaciona, entre otros, con la poesía de Cernuda. Especialmente importante es la trayectoria de Valente y Brines.

 La obra de José Valente es de raíz cernudiana porque ahonda en algunos de los caminos que la obra de éste abre y se nutre de ciertas influencias y tradiciones poéticas señaladas por Cernuda.

Francisco Brines representa la culminación de una poesía basada en el recuerdo de la infancia, del mundo bello que quedó atrás y una reivindicación, muy sutil, del mundo homosexual. Brines sigue a Cernuda en el recuerdo de los paisajes amados, inventa un mundo paradisíaco.

Evolución poética y temática



Desde 1936 Luis Cernuda reunió sus libros de poemas bajo el único título de La Realidad y el Deseo, título que resume temáticamente lo que es el núcleo central de su obra poética. La última edición de La Realidad y el Deseo fue publicada un año después de su muerte.

La evolución poética del autor sigue un curso continuado, sin grandes altibajos, muy ceñido a su curso biográfico. Es la suya una poesía muy unitaria en la que no es fácil distinguir etapas.

Pese a ello, se pueden establecer dos etapas en su obra separadas por la línea divisoria temporal de 1936, año de la primera edición de La Realidad y el Deseo. La primera etapa estaría articulada en tres fases:


  •            Inicial, que incluiría los libros Perfil del aire y Égloga. Elegía. Oda.
  •            Surrealista, integrada por Un río, un amor y Los placeres prohibidos.
  •             Una tercera fase de carácter neorromántico compuesta por Donde habite el olvido.

En la segunda etapa de su obra deberían establecerse dos fases diferentes:

  •           La poesía de guerra, escrita entre 1936 y 1939.
  •           La poesía del exilio, iniciada con Las nubes en 1940.

Por otro lado, en el proceso vital que es la poesía de Cernuda, Octavio Paz establece cuatro momentos diferentes:
Cernuda por Grau Santos

   ·  Adolescencia, aprendizaje poético y maestría: Perfil del aire y Égloga. Elegía. Oda.
    ·    Juventud, blasfemia, rebeldía, pasión y amor al amor: Un río, un amor, Los placeres prohibidos, Donde habite el olvido.
    ·  Madurez, contemplación de los poderes terrestres y meditación sobre las obras humanas: Invocaciones, Las nubes, Vivir sin estar viviendo, Como quien espera el alba.
    ·   Límite con la vejez, mirada precisa y reflexiva: Con las horas contadas, Desolación de la quimera.

En cuanto a la temática podemos decir que el núcleo temático de la obra de Cernuda es la antítesis entre la realidad y el deseo, hecho que explica que titulara el conjunto de su poesía con esta oposición. Esta antítesis nace de las peculiares circunstancias vitales del poeta sevillano, pero entronca perfectamente con lo que en los poetas románticos y simbolistas era la colisión entre la libertad individual y la sociedad burguesa, además de ser un tema característico de la poesía del siglo XX.

El tema de la realidad frente al deseo podemos concretarlo en la obra de Cernuda en una serie de motivos temáticos recurrentes:

·         Soledad, aislamiento, marginación y sentimiento de la diferencia.

·       Deseo de encontrar un mundo habitable que no reprima ni ataque al individuo que se siente y se sabe diferente. En el intento por encontrar ese mundo habitable deseado, a veces el poeta se dirige al pasado, a la niñez, con lo que enlazamos con el tema de los “paraísos perdidos”, tan característico de la literatura contemporánea.

·         Deseo de encontrar la belleza perfecta, que no esté ensuciada por la realidad, por la materialidad.

·        El amor, como el gran tema cernudiano. Este motivo adopta distintos planteamientos a lo largo de su obra que podemos reducir a tres momentos:

·  Un amor no disfrutado, pero presentido. Entendido más como experiencia literaria, leída. Es lo que encontramos, principalmente, en el libro Los placeres prohibidos.
· La experiencia amorosa marcada por la insatisfacción, por el dolor y el fracaso, por la incomprensión. Lo podemos encontrar, principalmente, en el libro Donde habite el olvido.
·  El amor como experiencia feliz, exaltada, pero marcada por la brevedad. Así lo leemos en los Poemas del cuerpo.

·         El tiempo y su discurrir es otro de los grandes temas del poeta sevillano. Vinculados a este motivo temático encontraremos:

·         El deseo de juventud eterna, marcada por las experiencias amorosas, por la belleza y por la fuerza de espíritu que le permite mantener una actitud rebelde frente al mundo que le oprime.
·         La nostalgia de la infancia, asociada a la ingenuidad y, por ello, a la felicidad.
·         El deseo de eternidad, de llegar a fundirse con la Naturaleza en un universo perfectamente ordenado.

·         La naturaleza.  Es clara la oposición que se produce en los poemas de Cernuda entre el mundo burgués, contra el que el poeta reacciona de maneras diversas, y el mundo natural, considerado como un paraíso en el que el artista puede vivir en perfecta armonía. Ese mundo social burgués viene marcado por el caos, es la realidad, y frente a él, el orden natural, el deseo. Esa naturaleza cernudiana viene dominada por la espontaneidad y por la proyección libre de los sentimientos y los instintos que en el ámbito burgués deben ser reprimidos.

Función del poeta y función de la poesía



Otro de los temas más destacados en  Cernuda es la figura del poeta como hombre divino, en la más pura tradición del romanticismo, un ser marginado y solitario que trae la voz de la divinidad. Elevado el poeta, se aleja del contacto con los demás para dejar entre los hombres su don sobrenatural, su voz horaciana con la que expresa lo que otros no podrían.

En este sentido, la función del poeta en Cernuda entronca con los románticos, sobre todo con poetas alemanes como Novalis o Heine. Entre los españoles, quizá sea lo más parecido el genio de Bécquer. La figura del poeta es una obsesión desde Hölderlin, a quien tradujo Cernuda. Así se refleja en un poema suyo que bien puede ponerse en relación con la función del poeta en Cernuda. Se trata de "El oficio de poeta" y en él se describe la llegada del dios Dionisio, mensajero de la divinidad, viene como el poeta a despertar a los durmientes "Y tú, ángel del día, no vas a despertar a los que aún duermen?"

Pero para Cernuda, que no sólo se empapó de los clásicos españoles y europeos, sino de la Antigüedad grecolatina, el poeta ha de expresar ante todo la mayor y más trágica paradoja que se guarda en el pecho del hombre, la contraposición entre la realidad y el deseo, una antítesis desdichada que marcará su concepción de la poesía.

El poeta es, por tanto, un “elegido”, bien sea por Dios o por el Demonio. Es un ser maldito, marginado por la sociedad, hecho del que deriva su soledad total.

En el caso de Cernuda, esa condición de maldito, de diferente, viene reforzada por su forma distinta de entender el amor. Su homosexualidad choca frontalmente con los usos y las normas propias de la sociedad burguesa a la que pertenece y en la que vive. Como consecuencia del sentimiento de diferencia, la actitud del poeta sevillano frente al mundo se definirá por la rebeldía y por el sentimiento de frustración provocado por el choque constante entre la realidad que vive y el deseo de vivir, de amar, de forma diferente.

Poema "Estoy cansado"


“ESTOY CANSADO” de   UN RÍO, UN AMOR (1929)

Estar cansado tiene plumas,
Tiene plumas graciosas como un loro,
Plumas que desde luego nunca vuelan,
Mas balbucean igual que loro.

Estoy cansado de las casas,
Prontamente en ruinas sin un gesto;
Estoy cansado de las cosas,
Con un latir de seda vueltas luego de espaldas.

Estoy cansado de estar vivo,
Aunque más cansado sería el estar muerto;
Estoy cansado del estar cansado
Entre plumas ligeras sagazmente,
Plumas del loro aquel tan familiar o triste,
El loro aquel del siempre estar cansado

Cuando Cernuda comienza a escribir los primeros poemas de Un Río, un Amor, tiene 27 años y en su vida han ocurrido acontecimientos decisivos para su proceso de formación: no sólo ha publicado un libro y ha decidido que su universo íntimo se llama poesía, también ha perdido a sus padres y por vez primera, y definitiva, ha abandonado Sevilla. Sus circunstancias personales le empujan a buscar en el surrealismo la ansiada libertad. Este estilo está presente en el poemario de una manera clara. Según el propio Cernuda, los poemas de esta colección fueron escritos "de una vez y sin correcciones; la versión que años después publiqué de ellos era la misma que me deparó el impulso primero"(Prosa I.)

Un río, un amor (1929), iniciado en Toulouse y finalizado en Madrid, alude en su título a la tensión existente entre el tiempo que fluye y el objeto de deseo que se escapa. El tema central del libro es el fracaso del ideal de amor con que soñaba el adolescente y que se estrella contra el muro de la realidad y contra un entorno urbano.

 En el poema "Estoy cansado", encontramos  conexiones aparentemente azarosas entre "cansancio" y "plumas" y entre poeta y "loro" que le van a permitir afirmaciones fuertes, tales como la conexión entre escritura y cansancio vital (es decir: el cansancio vital se convierte en poesía) y la relación de éste con todo lo que se escapa o lo que se vuelve de espaldas.

El poema está estructurado en 3 partes: la primera y la segunda con estrofas de cuatro versos, y, la tercera con una estrofa de seis versos. 


Se prescinde de las formas fijas de versificación; es decir, el verso es libre y hay ausencia de rima.

El tema principal es el decaimiento, la postración de ánimo y el cansancio vital del sujeto lírico.

La insistente reiteración del enunciado, a través de sucesivas variaciones, en las que hay un dominio del verso sobre la línea, recuerda a las canciones tradicionales, pudiendo aparecer una intención análoga a la de la canción y dando la impresión de que el autor quiso crear un poema-canción.

El contenido se organiza en tres partes:
Primera parte (Versos 1-4): El poeta enuncia la sensación de cansancio.
Segunda parte (Versos 5-8): La sensación de cansancio se acentúa y se personaliza.
Tercera parte (Versos 9-14): Se formula el cansancio vital que se encamina a la tragedia.

En el análisis del poema vemos que su desarrollo se va ajustando a la sensación de profundo abatimiento, presente ya en el título. Se consigue mantener la apariencia de un enunciado complejo que va articulándose en un progresivo desarrollo, y al propio tiempo no se siente que se falsee en modo alguno el tenor mismo del enunciado, la circunstancia de desaliento profundo que se expone desde el mismo título. Muy al contrario, tenemos la impresión de que el desarrollo del poema es la articulación misma del cansancio, de que dicho desarrollo se ajusta progresivamente y cada vez más y mejor a la situación íntima descrita, de que es su reflejo y representación genuinos.

La recurrencia de la expresión cansado, que aparece en siete de los catorce versos, la combinación de anáfora y anadiplosis “Estoy cansado de estar cansado”, el paso del enunciado “Estar cansado” a lo vivido “Estoy cansado” y el símbolo del loro como equivalente del cansancio “El loro aquel del siempre estar cansado”, junto con los objetos que evocan una languidez placentera “plumas”, no hacen más que intensificar esa atmósfera de cansancio e indolencia.

La expresión «estar cansado» aparece cuatro veces en forma personal, en versos alternos y en posición anafórica [vv. 5, 7, 9 y 11], y las otras tres en forma infinitiva [vv. 1, 11 y 14]), y  todavía en el v. 10 se presenta bajo otra forma pero casi con las mismas palabras «más cansado sería».

Todo está en que lo único que de verdad el poema nos da es la repetición tozuda, en niveles distintos, del enunciado inicial, pero bajo la apariencia de la variación y el simulacro del raciocinio. La diferencia se marca en que la mirada hacia el exterior, que se produce en los versos iniciales, se ha cerrado en los versos finales y el espíritu no sabe sino mirar hacia dentro.

La extravagancia y la aparente falta de lógica de la imagen  inicial (cansancio, plumas, loro) parece una clara marca de la corriente surrealista. Se encuentran expresiones cargadas de simbolismo (el autor recurre al loro por estar relacionado idiomáticamente con la repetición), pero también se encuentran figuras literarias propias de la tradición como puede ser el uso de la personificación (plumas que balbucean).

 Todos los giros que el poeta da a lo largo del poema, lo único que nos dejan entre las manos es lo mismo de siempre, no más que «el loro aquel del siempre estar cansado». Sólo el verso “Aunque más cansado sería el estar muerto” nos señala una situación más negativa que el propio cansancio y nos acerca a la tragedia vital. La ironía se utiliza en los versos finales para llevar la sensación del cansancio hasta el límite.

De todo esto, que parece debería ser sólo negativo, sale, sin embargo, al fin algo positivo, y es ello la propia articulación, irónica y sesgada, pero auténtica y veraz, del cansancio profundo del ánimo postrado. El poeta, usando de los medios que la lengua misma le ofrece, aunque sólo con la condición de que los burle, ha logrado su objeto de dar sentido a la destrucción del sentido. Dándole la iniciativa a la lengua y «soltándola» para que ella misma se organice en una pretensión de sentido al fin fallida, ha encontrado el modo de lograr la representación poética de la inefable postración y el mudo decaimiento del ánimo.

Haciendo una valoración personal, este poema tiene el ritmo repetitivo propio de las canciones, con un estribillo reiterativo y girando alrededor de una idea simple. El uso de esta técnica,  propia del surrealismo, concuerda con el momento de la trayectoria vital del autor. Se transmite una sensación que podría reflejar el estado de ánimo que, algunas veces, podemos llegar a sentir en nuestra andadura personal.


Poema "Unos cuerpos son como flores"


“UNOS CUERPOS SON COMO FLORES” de LOS PLACERES PROHIBIDOS (1931)

Unos cuerpos son como flores,
otros como puñales,
otros como cintas de agua;
pero todos, temprano o tarde,
serán quemaduras que en otro cuerpo se agranden,
convirtiendo por virtud del fuego a una piedra en un hombre. 
Pero el hombre se agita en todas direcciones,
sueña con libertades, compite con el viento,
hasta que un día la quemadura se borra,
volviendo a ser piedra en el camino de nadie.

Yo, que no soy piedra, sino camino
que cruzan al pasar los pies desnudos,
muero de amor por todos ellos;
 les doy mi cuerpo para que lo pisen,
 aunque les lleve a una ambición o a una nube,
 sin que ninguno comprenda
 que ambiciones o nubes
 no valen un amor que se entrega.

Los placeres prohibidos (escritura 1931; publicación 1936) se sitúa dentro de la etapa surrealista del autor. Por influencia del surrealismo, Cernuda abandona la búsqueda de la poesía pura, deshumanizada, y vuelve a tratar, como otros poetas de su generación, los temas relacionados con los sentimientos, las emociones y las pasiones humanas. Este libro inicia su rebeldía existencial. Expone, sin tapujos, ni falsos pudores, sino más bien con la amargura de la incomprensión, su inclinación amorosa.

Cernuda defiende en estos versos un tema común en su obra poética: el valor supremo del amor.  Pero aquí da un paso más al presentar el amor como aquello en virtud de lo cual los cuerpos se humanizan.  Unos cuerpos son como flores puede ser un paradigma del sentido que Cernuda da al amor; un amor sin rostro, sin nombres ni apellidos.

El poema resulta representativo de la obra poética de Cernuda, tanto por la utilización del verso libre, lo cual fue característico de su producción poética, como por la integración, al igual que hicieron otros componentes de su generación, de tradición y vanguardia; de lo popular y lo culto.  De la tradición, el influjo más notable fue el  Bécquer, como se observa no solo en la temática, sino en la combinación de versos cortos y largos y en el empleo de un léxico sencillo, popular: nube, piedra, fuego...; de las vanguardias, la influencia del surrealismo se observa en la utilización de metáforas ilógicas o irracionales. El poema no tiene encabezamiento, se emplea el primer verso como título.

El tema central es el amor. Se trata del amor entendido como entrega absoluta al otro, como sentimiento que justifica la existencia y que nos hace humanos. Esta entrega amorosa a los hombres, a “todos ellos”, habla de un amor indefinido y general; el amor por el amor, sin condiciones, ni destinatario concreto.

El poema se estructura en tres partes en torno a las cuales gira el contenido significativo más amplio del mismo:
·         Primera parte. Versos 1-6. Se refiere a los otros, a la actitud del hombre, en general, frente al amor.
·       Segunda parte. Versos 7-10. Especifica y concreta más al referirse al hombre ("el hombre se agita, sueña, compite..."), pero el amor acaba extinguiéndose.
·      Tercera parte. Versos 11-18 - el sujeto es el propio "yo" ("Yo, que no soy piedra..."). Es el cierre del poema que de forma descendente va de lo general a lo concreto, de lo universal a lo individual. Da la impresión de una meditada y estructurada construcción en la que la parte final logra superar la dualidad planteada en las dos primeras estrofas siendo la alternativa valida para el poeta.

Al analizar su contenido vemos, que en la primera parte, el poeta utiliza el símil y el simbolismo para explicar al lector los significados escondidos en sus versos. Los hombres, dice el poeta, se diferencian entre sí por la relación que establecen con los demás. Unos son como flores, aquellos que producen placer; otros como puñales, agresivos y crueles, producen dolor; los otros "como cintas de agua", en el sentido de aquello que pasa, que no se puede retener.

Hay hombres, dice el poeta, que causan placer, que causan dolor, y otros que se desvanecen al intentar tocarlos. La adversativa "pero" que aparece en el v. 4 nos indica que a pesar de sus diferencias la quemadura los identifica a todos y los transforma en hombres. Para llegar a ser hombres, tanto las flores, como los puñales, como las cintas de aguas, tienen que sufrir la quemadura amor para dejar de ser piedra y ser hombre. Comprendemos entonces como esto se refiere a todos (todos serán...) inevitablemente. El contacto humano tiene ese poder de convertir a un ser inanimado (piedra) en hombre. Las quemaduras que produce el contacto de los cuerpos consigue que el hombre alcance su existencia y por tanto, "se agranden" (v. 5).

En el apartado segundo aprendemos que esta transformación futura mediante el contacto de los cuerpos, de cualquier clase de cuerpo no es definitiva y final: "hasta que un día la quemadura se borra". En esta segunda parte Cernuda parece indicar que incluso siendo hombre por el efecto de la quemadura ésta puede terminar borrándose si no se alimenta el fuego que le dio vida. El hombre se agita (v. 7), sueña (v. 8), compite (v. 9) se distrae con diversas actividades que le apartan de su objeto y objetivo. Vive para otras actividades y la quemadura se borra. Analicemos con mayor detalle el contenido de esta segunda parte..

La utilización de las expresiones; "el hombre se agita",  "sueña con libertades",  "compite con el viento", indica sentido de la acción desordenada, sin finalidad ni meta precisa. Se agota inútilmente en una acción sin finalidad, sin objetivo, sin sentido. Todos los que actúan así vuelven de nuevo a ser piedra y piedra "en el camino de nadie". Vuelve a ser algo sin sentido.

En la tercera parte todo termina precisándose. Se coloca en primera fila el "yo" del poeta y nos dice su peculiar visión del asunto a través de la oposición y contraste entre las partes: frente a piedra en el camino de nadie; “yo, no soy piedra, sino camino que cruzan al pasar”. Es camino para todo el que quiera pasar. La originalidad de Cernuda es ni "piedra", ni "hombre" sino: él es camino. Algo que permanece y dura. Pero su relación con los que pasan por ese camino es transitoria y efímera: "que cruzan al pasar los pies ligeros".

El poeta señala la disponibilidad amorosa como modo de vida cuando dice "muero de amor por todos ellos". Su sentido profundo de la vida es la disponibilidad total para el amor. Esto significa que es más importante el amor que la persona amada. El poeta llega a comprender y expresa que el autentico amor es el que se ofrece por el amor mismo. Del amor lo más valioso es entregarse. Solo el poeta parece estar seguro de esta afirmación tan rotunda. Nadie entiende como él: "que ambiciones o nubes / no valen un amor que se entrega". Nadie comprende lo que se pierde.

Hay en la reflexión final un tono resignado, un sentimiento de frustración o pesimismo al reconocer que no conseguirá el ideal planteado en un principio. El poeta “se lamenta” de que los demás no sepan valorar esta entrega total y desinteresada, de que no sepan quedarse a su lado.

En resumen, la pasión amorosa identifica a todos los seres humanos, sean cuales sean sus diferencias; pero el hombre termina destruyéndola en busca de sus propios intereses.  Esto no le ocurre al poeta que se entrega incondicionalmente para ser amado y amar a todos los hombres, aunque estos puedan aprovecharse de él y no reconozcan el valor de esta entrega.

 Como valoración personal, en el poema analizado destaca la mezcla de la intensidad en los sentimientos expresados con el uso de un lenguaje sencillo. También es sorprendente que siendo un poema dedicado al amor, esta palabra (amor) no se nombre más que dos veces a lo largo del poema, mientras que, está muy presente, la frustración de la insatisfacción del deseo.

En la actualidad parece difícil aceptar este concepto del amor como entrega absoluta, justificación de la existencia y renuncia a la libertad personal, que nos transmite el poema. Sin embargo, al leerlo, vemos representado una manera de enfrentarse al sentimiento amoroso  muy reconocible en algunas personas que lo hace muy actual y, desde luego, muy representativo del momento vital que vivía el autor.

Poema "Tierra Nativa"


“TIERRA NATIVA”   de  COMO QUIEN ESPERA EL ALBA (1941-1944)

Es la luz misma, la que abrió mis ojos
Toda ligera y tibia como un sueño,
Sosegada en colores delicados
Sobre las formas puras de las cosas.

El encanto de aquella tierra llana,
Extendida como una mano abierta,
Adonde el limonero encima de la fuente
Suspendía su fruto entre el ramaje.

El muro viejo en cuya barda abría
A la tarde su flor la enredadera,
Y al cual la golondrina en el verano
Tornaba siempre hacia su antiguo nido.

El susurro del agua alimentando,
Con su música insomne el silencio,
Los sueños que la vida aún no corrompe,
El futuro que espera como página blanca.

Todo vuelve otra vez vivo a la mente,
Irreparable ya con el andar del tiempo,
Y su recuerdo ahora me traspasa
El pecho tal puñal fino y seguro.

Raíz del tronco verde, ¿quién la arranca?
Aquel amor primero, ¿quién lo vence?
Tu sueño y tu recuerdo, ¿quién lo olvida,
Tierra nativa, más mía cuanto más lejana?

Con Como quien espera el alba comienza la que algunos críticos califican de tercera etapa poética de Cernuda, que tiene como característica esencial la angustia temporal, el deseo de retener lo que prevé se le escapará y lo que irremediablemente se le está yendo, a pesar de haber aceptado la fugacidad de lo temporal.

Fue escrito en plena II Guerra Mundial  y el título está relacionado con la esperanza de la llegada de la paz. El horror por la guerra y la esperanza de que ésta acabe es, por tanto, una de las circunstancias vitales que marcan a Cernuda en la redacción de este poemario. Como quien espera el alba, también está caracterizado por el dolor del exilio, otra circunstancia vital que marca de manera fundamental su producción literaria y que hace que su poesía sea nostálgica, llenando su universo poético de evocaciones de la infancia y de la tierra natal; Podemos hablar, por lo tanto, de una obra en la que se percibe desesperanza y desilusión frente al pasar del tiempo.

En el poema seleccionado, el autor describe como la luz le despierta del sueño por el que se imaginaba estar nuevamente en su “Tierra Nativa”. En este sueño el poeta revive un paisaje del que forman parte una llanura con un limonero, una fuente, un viejo muro donde se abría una enredadera y, finalmente, una golondrina que en verano tornaba hacia su nido. Después de lamentarse del dolor emocional que le causa la acción de recordar el pasado, su juventud en tierras de España, se dirige a la “tierra nativa” para decirle que cuanto más lejos esté de ella más la tendrá presente en su alma.

El tema principal de este poema es la nostalgia del tiempo pasado, del paisaje de la juventud y la añoranza de España. Este tema es planteado como un sentimiento doloroso del que nunca podrá liberarse el poeta.

Este poema se estructura en 24 versos agrupados en seis estrofas de cuatro versos.

Los versos son, en su mayoría, endecasílabos y sin rima pero con una disposición lírica que impregna al poema de melodía y ritmo interior.

El contenido del poema se desarrolla organizado en tres partes:

La primera parte se corresponde a la primera estrofa del poema. El poeta describe cómo es la luz que le ha abierto los ojos, despertándole de su sueño.

Una brillante prosopopeya o personificación sostiene esta estrofa “la luz…, que abrió mis ojos”. En el v. 3 se utilizan los adjetivos sosegada y delicados para transmitir la suavidad de lo descrito. También podemos hablar de aliteración, ya que el sonido de /s/ está muy presente en los cuatro versos, aumentando la sensación de suavidad que, sin embargo, contrasta con lo abrupto de “toda ligera y tibia” del v.2.

En la segunda parte (estrofas 2, 3 y 4), Cernuda describe en qué ha consistido su sueño: el paisaje español de su juventud: la llanura, la fuente, el limonero… Los recuerdos de su tierra nativa llegan al poeta desde el pasado, parece como si llegaran para hacerse con su mente en un presente ya lejano de aquella tierra, de aquel muro viejo y de aquella agua pura, como lo era todo en aquel entonces.

A lo largo de esta  descripción de ese paisaje lejano, pero tan presente en su recuerdo, el autor hace uso continuado de la prosopopeya “Extendida como una mano abierta” “El futuro que espera…”.También es clara  la aliteración que se produce en la cuarta estrofa “El susurro del agua alimentando/Con su música insomne el silencio”.

En la tercera parte (estrofas 5 y 6), el poeta reflexiona amargamente sobre el dolor que le ocasiona soñar y recordar su pasado y su “tierra nativa”; pero, sobre todo, deja constancia de su imposibilidad de evitar soñar y recordar su pasado, su juventud, su primer amor, su tierra española.

En las últimas estrofas sigue presente la prosopopeya “Todo vuelve otra vez vivo a la mente”, “…andar del tiempo”, “Y su recuerdo ahora me traspasa”. También aparece la interrogación retórica en los últimos versos  “¿quién lo arranca?”  “¿quién lo vence?...” Por otra parte, el uso del encabalgamiento, a lo largo de todo el poema, le imprime un ritmo lírico propio de la tradición poética.

En estos últimos versos se recoge toda la significación del poema: el sujeto lírico está arraigado a su pasado, a la tierra que lo vio nacer, y ese cordón nadie lo puede cortar; esa tierra fue testigo de sus primeros deseos, de sus primeros amores, de un futuro que aún estaba por escribirse; y esos recuerdos siempre están ahí, imposibles de vencer, y, dolorosos “Y su recuerdo ahora me traspasa/El pecho tal puñal fino y seguro”. Y más añora su “tierra” cuanto más recuerda la pureza de esos días, tan lejanos y distantes de los de ahora, pero a la vez el yo lírico es consciente de que esa tierra y esos recuerdos ya le son extranjeros: “irreparable ya con el andar del tiempo”. 

Según mi valoración personal, Cernuda tuvo que sumar a su experiencia vivida, la condición de exiliado. La nostalgia y el recuerdo de la tierra perdida están muy presentes en este poema. Pero esta nostalgia no se trata solamente del paisaje, de fuentes, llanuras o limoneros. También está la nostalgia de la juventud y de la experiencia vivida, los amores, la familia, los amigos y tantas cosas que forman la biografía sentimental de una persona.

Cernuda transmite una profunda tristeza que se ve incrementada por la imposibilidad de recuperar lo que ha quedado atrás. Por otra parte, el poeta en su evocación del paisaje, de la memoria de la juventud, del pasado que se va irreparablemente recuerda los versos de otros autores de su generación a los que les tocó vivir situaciones parecidas en recorrido vital.


Poema "Niño tras un cristal"


NIÑO TRAS UN CRISTAL de DESOLACIÓN DE LA QUIMERA (1956-1962)

Al caer la tarde, absorto
tras el cristal, el niño mira
llover. La luz que se ha encendido
en un farol contrasta
la lluvia blanca con el aire oscuro.

La habitación a solas
le envuelve tibiamente,
y el visillo, velando
sobre el cristal, como una nube,
le susurra lunar encantamiento.

El colegio se aleja. Es ahora
la tregua, con el libro
de historias y de estampas
bajo la lámpara, la noche,
el sueño, las horas sin medida.

Vive en el seno de su fuerza tierna,
todavía sin deseo, sin memoria,
el niño, y sin presagio
que afuera el tiempo aguarda
con la vida, al acecho.

En su sombra la perla ya se forma.

Desolación de la Quimera es obra cumbre del poeta, fue escrita entre 1952 y 1962, y publicada de forma independiente ese mismo año. Toma su título de un verso de T.S. Eliot. Cernuda intuía su final, sabía que se acercaba la hora de la muerte y deja recogido una especie de testamento literario, donde plasma, no solo, su particular homenaje a amigos (Aleixandre) o a los maestros de los que bebió (Mozart, Tiziano, Galdós...), o el cariño sentido hacia algunas personas, a los nietos de Concha Méndez, por ejemplo, o el recuerdo de sus amores perdidos (a esos muchachos jóvenes de belleza divina); sino también, se dedica a atacar con un lenguaje ácido, crítico y desapasionado a todos aquellos que, según el poeta, han forjado “su leyenda”.

 Los poemas de Desolación de la Quimera se alejan de ese distanciamiento que Cernuda siempre había buscado y vuelve a poner otra vez el yo en primera línea, dejando, de nuevo, el alma al descubierto pero, esta vez, el amargor vital, la agresividad hacia los suyos, incluso, se convierte en un testimonio certero, auténtico y veraz del alma atormentada y desdoblada del hombre que fue Luis Cernuda. El tiempo pasado, la juventud ida, la vida no vivida y, sobre todo, su dedicación a la poesía se erigen en los temas centrales de su último libro que se convierte en un balance final.

 El poema Niño tras un cristal está inspirado en los nietos de Altolaguirre, niños a los le unía una relación de cariño y  con los que convivió en la última etapa de su vida, en la casa de Concha Méndez, la primera mujer de Altolaguirre. La instalación de Cernuda en México a partir de 1952, cuyo clima y paisaje tanto le recuerdan el de su Andalucía natal, significa un retorno al mundo de la niñez, que es un recinto protegido de las amenazas del tiempo y de la muerte. Se trata de un poema descriptivo de un momento de recogimiento de un niño en su habitación que el autor utiliza para la introspección interior.

El tema es la niñez representada  en el momento en el que un niño está cercano a superar esta etapa. Se resalta el momento de paz antes de que el tiempo y las experiencias de la vida le sitúen en la vida del adulto, cargada de preocupaciones.

El poema se estructura de la siguiente forma: cuenta con 21 versos que están divididos en cuatro estrofas de cinco versos cada una y un verso final que por su significado funciona como conclusión. El autor va de lo particular a lo general, ya que inicia el poema con la descripción del momento y lugar en el que se encuentra el niño a situación general, al momento vital en el que se encuentra (“habitación” “vida”)

Niño tras un cristal está redactado en versos libres o versículos  (en su mayoría son endecasílabos o heptasílabos) y carecen de rima, pero el ritmo poético esta construído a base de la repetición de elementos propios de la lírica.

En el contenido se pueden establecer dos partes:

·         La primera parte abarca las 3 primeras estrofas en las que el autor describe en un tono de abandono  y tranquilidad el momento y el lugar en el que se encuentra el niño. La luz, la lluvia, la habitación, el libro…transmiten la sensación de encontrarse en un espacio protegido.

·         La segunda parte la forman la 4ª estrofa y el verso final: el poeta resalta el momento de la inocencia del niño, que a punto está de hacerse mayor. Un tiempo sin medida y en el que el “acecho” de la vida todavía no se presagia.

En el análisis de los recursos literarios nos encontramos:

En la primera parte, el uso de la personificación en “la habitación…/le envuelve” y en “El visillo le susurra…”, símil en “el visillo…/como una nube”, metonimia en “El colegio se aleja”, metáfora en “Es ahora la tregua” (descanso) y, enumeración en  “La noche, el sueño, las horas sin medida”

En la segunda parte hay: hipérbaton y paralelismo en “Vive en el seno de su fuerza tierna, todavía sin deseo, sin memoria, el niño, y sin presagio”, y, las metáforas en “El tiempo aguarda con la vida al acecho” (paso de la infancia a la edad adulta) y en “En su sombra la perla ya se forma” (carácter).

En general, en el poema se establece un paralelismo entre el niño, encerrado y protegido en su habitación “la habitación a solas/le envuelve tibiamente” y la perla que se va formando en su interior “en su sombra ya se forma la perla”.

En realidad, todos los recursos expresivos, el momento del crepúsculo “al caer la tarde”, el juego de luz y sobra “la lluvia blanca en al aire oscuro”, la suspensión espacio-temporal de la tercera estrofa “es ahora/la tregua”, el contraste entre la inocencia presente y la amenaza futura en la cuarta estrofa “que afuera el tiempo aguarda/con la vida, al acecho”, se disponen hacia el verso final que forma una sola estrofa aislada en el poema. El simbolismo de la perla revela aquí el deseo de inocencia, de preservar la intimidad de cualquier amenaza externa.

Hay una lucha constante por resguardar la delicada y frágil interioridad que se manifiesta en el poema desde la imagen inicial del cristal. La transición del día a la noche se hace coincidir con el paso de la niñez a la edad adulta, el cristal protege al niño de la lluvia, símbolo a su vez de la muerte, como la concha protege a la perla, del agua del mar.

Haciendo una valoración personal se trata de un poema muy fácil de entender porque, aunque está cargado de recursos literarios, el lenguaje empleado es cercano y claro. Llama la atención la naturalidad del lenguaje que se utiliza y la relación armónica que se establece entre la naturaleza y el transcurso de la infancia. El poeta transmite una profunda nostalgia pero al mismo tiempo, la  paz encerrada en un momento. Sin embargo, el poema queda abierto al futuro, un futuro, que dentro de las características personales del poeta y las experiencias ya vividas, se espera con dificultades.